La mayor parte de la gente ha aprendido, equivocadamente, que lo importante es sentirse siempre bien.
Esta idea nos lleva a tratar de evitar, a toda costa, lo que llamamos emociones "negativas".
¿Cómo?
Negándolas,
"anestesiándonos" con alcohol, drogas o medicamentos,
evitando enfrentarnos a la realidad a través de cualquier tipo de adicción:
Comida,
deporte,
trabajo,
compras,
sexo,
etc.,
buscando actividades peligrosas que nos provoquen fuertes descargas de adrenalina,
etc.
Deben de ser considerados como adaptativos o desadaptativos, adecuados o inadecuados, dependiendo del momento en que surgen, su intensidad y la manera en cómo nos afectan.
El miedo, ante una situación que pone en peligro nuestra vida, nos permite protegernos.
En ese momento se considera positivo.
El miedo a la crítica de los demás, nos impide hacer muchas cosas y nos desgasta constantemente, por lo que en esas situaciones, se calificaría como negativo.